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Locales | Jueves, 6 de agosto de 2020 |
El Contrabando Fronterizo: una empresa que el coronavirus no detuvo La histórica actividad delictiva en el paso que une a Libres con Uruguayana (Brasil) se incrementó desde el inicio de la pandemia. Las fuerzas de seguridad argumentan no dar abasto y los contrabandistas encuentran nuevas modalidades para evitar controles. “Entre que bajamos la lanchita, arrancamos y cruzamos a todo lo que da, pasan 5 minutos. Ni cuenta se dan los de Prefectura”. El testimonio pertenece a uno de las varios “chiveros”, “lancheros” o “pasadores”, denominación que identifica a aquellos que cruzan alimentos, electrodomésticos, bebidas alcohólicas, cigarrillos, ropa y hasta personas desde Uruguayana a Paso de los Libres y viceversa, evitando así todo control aduanero.
La modalidad se ha ido perfeccionando con el paso del tiempo ya que al habitual cruce “a oscuras” y la descarga en zonas de espesa vegetación y alejadas de la vigilancia costera de ambos países, se le agregaron comunicaciones vía whatsapp que alertan, en el caso de Libres, sobre la presencia de efectivos de la Prefectura Naval Argentina (fuerza responsable de la seguridad en todas las vías navegables de jurisdicción nacional) en cercanías de pequeños puertos clandestinos ideados por los contrabandistas.
Cabe señalar que, a excepción del transporte de carga internacional, el tránsito vehicular a través del Puente Internacional “Getulio Vargas-Agustín P. Justo” se encuentra totalmente interrumpido desde el inicio de la pandemia, lo que motivó, indudablemente, el aumento de esta modalidad “pirata”.
Efectivos de Prefectura que dialogaron con este medio señalan que “hacemos todo lo que podemos, de hecho, incrementamos las recorridas para controlar pero hay días en que no damos abasto. Tienen el circuito bastante aceitado y eso nos complica mucho”. A pesar de estas dificultades, la fuerza incautó en lo que va del año más de $5.000.000 en mercaderías varias, detalladas anteriormente.
Lo que agravó la situación y aumentó la preocupación de autoridades de todos los estamentos fue el haber tomado conocimiento de que, luego de la llegada del coronavirus, continuaron arribando productos e inclusive ciudadanos desde Brasil a nuestras costas, con lo cual el riesgo de contagio de COVID-19 se tornó un riesgo latente y permanente dada la catastrófica situación sanitaria del vecino país.
Es menester recordar que el contrabando fronterizo data de tiempos inmemoriales en esta zona caliente del país. Es común escuchar en la población anécdotas sobre entrecruzamientos que terminaron a los tiros en islas ubicadas sobre el Río Uruguay y sobre viviendas construidas casi en su totalidad con materiales provenientes de “enfrente”.
Pero no todo es culpa del río a la hora de hacer ingresar y egresar artículos varios de manera ilegal. Hace tan solo un par de meses y en un juicio abreviado, un “pasador” argentino reconoció haber pagado coimas a personal de la Aduana a fin de poder desarrollar el fraude a través del Puente con total tranquilidad. El hombre, de apellido Gutiérrez, reconoció haber participado en una organización dedicada al contrabando, cohecho, evasión tributaria agravada y asociación ilícita junto a otros “trabajadores” del rubro y en conjunto con aduaneros que se encuentran imputados en el expediente principal, el cual investiga el lavado de activos además de la defraudación fiscal y y motivó las detenciones de varios funcionarios del organismo nacional que tiene bajo su órbita, paradójicamente, el control del ingreso y egreso de mercadería.
Es claro que la pandemia no pudo frenar al contrabando fronterizo y el negocio que mueve varios miles de pesos y dólares continúa encontrando nuevas opciones para expandirse en el marco de un complejo escenario económico y social que denota nuestro país de cara al futuro. Será tarea de la clase política y de la ciudadanía toda terminar con esta práctica de antaño que perjudica enormemente a las arcas públicas.
Foto Ilustrativa de CN Digital
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