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Miércoles, 2 de noviembre de 2022
Muerte de Chirino: militares imputados intentan evitar ser expulsados de la fuerza
Cuatro oficiales subalternos declararon ayer en el edificio Libertador, frente a una especie de tribunal militar. La próxima semana habrá una resolución final.

A mediados de agosto la Justicia militar destituyó a ocho oficiales del Ejército, acusados de llevar a cabo el “rito de iniciación” que terminó con la vida del subteniente Matías Ezequiel Chirino, de 22 años, en un regimiento correntino de Paso de los Libres.

Se trató de la máxima sanción disciplinaria prevista y fue dispuesta por el Consejo de Disciplina de la Brigada de Monte XII, que actuó en la investigación del caso en la esfera castrense. En ese aspecto, los castigos se aplicaron por “desobediencia y abuso de autoridad”.

El fallo no quedó firme al ser recusado por los causantes, es decir, aún no hubo destitución efectiva. Será el máximo órgano de instrucción disciplinaria el encargado de validar, modificar o desestimar lo actuado hasta el momento.

Cuatro oficiales subalternos declararon ayer en Azopardo 250, sede del Ministerio de Defensa del Gobierno de Argentina, del Estado Mayor General del Ejército Argentino y del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas argentinas, frente a una especie de tribunal militar.

El mismo está encabezado por el general de División, Diego López Blanco. Es la persona a la que el jefe del Ejército delegó la responsabilidad de llevar adelante el acto.

Está acompañado por los generales de Brigada, Sergio Pucheta y Gustavo Garcés Luzuriaga. Son los hombres de mayor jerarquía de la fuerza.

Trascendió que será un proceso que tendrá dos jornadas de exposición por parte de los acusados, algunos días para que el Consejo General evalúe la situación y un encuentro final para dictaminar lo resuelto. Las fuentes aseguran que, cualquiera sea la determinación resuelta, se les explicará punto por punto las causas que la motivan a los afectados.

Todo se resolvería entre el viernes 4 y el 11 de noviembre como fecha máxima, precisó el diario El Litoral de Santa Fe.

Se mantendría lo dictado por el Consejo de primera instancia, a menos que los participantes de la “bienvenida” demuestren con hechos contundentes algo que haga virar el foco de responsabilidades. Por ahora, para las autoridades, en los recursos que han elevado no hay nada que no se haya considerado en las distintas audiencias ejecutadas en su momento.

Desde el entorno de los militares que serían destituidos señalan un fuerte malestar con lo instruido hasta ahora. Juran que el jefe y segundo jefe del Grupo de Artillería donde todo ocurrió estaban al tanto de lo organizado y que “los entregaron atados de pies y manos”. Si bien reconocen que ellos son conscientes de la responsabilidad particular del evento y que deben dar un paso al costado de la institución, piden ecuanimidad en el reparto de acusaciones.

A partir de ello, varios reclaman que la primera instancia disciplinaria “solo tuvo en cuenta los testimonios de los compañeros de Chirino y de la jefatura e ignoró todas las pruebas que entregamos para demostrar que no hubo desobediencia”.

De lo que consta en expedientes no todos tuvieron la misma “participación en la figura de abuso de autoridad durante los acontecimientos” y todos saben que “no hubo ninguna intención maliciosa hacia ninguno de los nuevos subtenientes, pese a que terminó en un fatal accidente que no estaba planeado en la idea de comer un asado”.

Allí manifiestan también un gran enojo con el jefe del Ejército, general de División Guillermo Pereda, porque indican que “en varias ocasiones se refirió a nosotros como ‘asesinos’ por haber participado de una costumbre de la que la mayoría formó parte, una o varias veces”. Agregan que el máximo referente militar del Ejército buscó “dar respuestas a la familia y al ministerio como sea”.

Dicen que ahora confían en que este nuevo Consejo, “sin la participación de Pereda”, pueda “llevar algo de coherencia a lo determinado hasta ahora, porque no puede ser que nos echen a casi todos y al jefe y segundo no les hagan nada más que cambiarlos de destino, siendo los responsables de todo lo que pasa en el cuartel”.


Fuente: El Litoral


 
 
 
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